por José Luis Tapía Rocha, economista, Director de ILE, Catedrático de Economía Política.
El reciente informe que sitúa a Perú en el puesto 63 de 67 países en el Ranking de Competitividad Mundial 2024 es un claro indicativo de que nuestra economía necesita un cambio urgente y radical. Este es el peor índice de competitividad en la historia de nuestro país, y no es sorprendente si consideramos que nuestra economía está sobrecargada de impuestos, regulaciones y una alta informalidad. Estos factores no solo ahogan el potencial de crecimiento, sino que también contribuyen a que aproximadamente el 30% de la población viva en la pobreza.
Un Diagnóstico Alarmante
El informe señala que este descenso en la competitividad es peor que los niveles registrados durante la pandemia. Este dato es alarmante, ya que refleja un deterioro continuo y profundo en nuestra capacidad de competir a nivel global. Hace unos años, Perú era una estrella económica, creciendo a tasas superiores al 8% y ocupando posiciones destacadas en rankings internacionales. Hoy, hemos caído al puesto 63, apenas superando a países como Argentina y Venezuela.
Las Causas del Declive
El retroceso de Perú en el pilar de desempeño económico, del puesto 53 al 60, y en la eficiencia del gobierno, del puesto 50 al 55, subraya las debilidades estructurales de nuestra economía. Estas caídas reflejan problemas en la economía interna, el comercio internacional, el marco institucional y las finanzas públicas. La falta de reformas liberales para liberalizar, desregular, abrir todos los mercados y privatizar las 110 empresas estatales, son barreras que impiden el crecimiento dinámico de nuestra economía.
La Necesidad de un Mercado Libre
Desde una perspectiva liberal clásica, es imperativo replantear nuestro modelo económico. La economía social de mercado ha demostrado ser insuficiente para enfrentar los desafíos actuales. En cambio, necesitamos avanzar hacia un verdadero mercado libre, donde la intervención estatal se limite a funciones esenciales como justicia, seguridad y obras de infraestructura. Esta reestructuración permitiría reducir la burocracia, simplificar el sistema tributario a un solo impuesto y eliminar los impedimentos que frenan la iniciativa empresarial y la inversión.
Reformas Urgentes
Proponemos reformas liberales que simplifique el sistema tributario, reduciendo los 36 impuestos actuales a uno solo: el Impuesto General a las Ventas (IGV). Esta simplificación no solo reduciría los costos administrativos, sino que también tendría un impacto directo en los precios de los bienes y servicios, beneficiando a todos los ciudadanos. Por ejemplo, el precio de un tarro de leche podría reducirse de S/4.00 a S/2.00, y un recibo de agua de S/200 bajaría a S/100. Estas reducciones de costos aliviarían la carga financiera de las familias, aumentarían su poder adquisitivo y dinamizarían la economía.
El Camino Hacia el Progreso
Limitar las funciones del gobierno a justicia, seguridad e infraestructura permitiría una gestión más eficiente y transparente de los recursos públicos. La inversión en infraestructura no solo crea empleo y mejora la productividad, sino que también establece las bases para un crecimiento económico. Un mercado libre, donde no hay intervención estatal, fomentaría la competencia, la innovación y la eficiencia, factores cruciales para recuperar nuestra competitividad y bienestar económico.
Conclusión
El declive de Perú en el Ranking de Competitividad Mundial es una llamada de atención urgente. Necesitamos abandonar el intervencionismo y abrazar políticas de libre mercado que permitan a los ciudadanos y empresas prosperar. La evidencia es clara: la sobrecarga de impuestos, regulaciones y estatización de la economia son las 110 empresas estatales nos ha llevado a una posición de debilidad. Es hora de un cambio radical hacia un mercado libre que libere el potencial de nuestra economía y mejore la calidad de vida de todos los peruanos.
