por Jose Luis Tapia Rocha, economista, Director de ILE y Catedrático de Economia Política.
La reciente propuesta del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) de implementar un shock desregulatorio para el mes de julio ha generado expectativas y debates en el ámbito empresarial. En declaraciones públicas, el ministro José Salardi anunció que se lanzará un paquete de medidas orientadas a reducir la burocracia y facilitar la inversión privada, con el objetivo de consolidar la confianza empresarial y estimular el crecimiento económico. Sin embargo, esta estrategia, enfocada casi exclusivamente en el alivio administrativo, adolece de una visión integral necesaria para abordar las múltiples aristas de nuestro desarrollo nacional.
Inversiones
Resulta evidente que limitar las reformas a la desregulación de inversiones solo beneficiará a las medianas y grandes empresas, dejando al sector informal y a la mayoría de los ciudadanos al margen de cualquier cambio sustancial. Es preciso entender que la verdadera transformación económica requiere considerar, de manera simultánea, aspectos políticos, económicos, educativos, de salud y pensiones. Un cambio estructural profundo no se logra únicamente eliminando trabas burocráticas, sino también modernizando la educación, fortaleciendo el sistema de salud y garantizando una pensión digna para todos. Ignorar estos pilares es trabajar en favor de unos pocos y perpetuar desigualdades.
Si el shock regulatorio se implementa desde el Poder Ejecutivo sin un respaldo legislativo ni una coordinación intersectorial, sus efectos serán meramente administrativos y superficiales. La experiencia nos demuestra que las medidas unilaterales, sin un compromiso con la reforma integral, se traducen en cambios de fachada que no alteran la realidad económica de la población. La política de desregulación, tal como se expone en las declaraciones del ministro Salardi, corre el riesgo de limitarse a modificar procedimientos internos sin generar un impacto real en la creación de empleo, la productividad o el bienestar social. Esto es, en última instancia, una apuesta fallida.
5 reformas
Frente a este panorama, es indispensable que se implementen las 5 reformas liberales que, de manera conjunta, devolverán la confianza empresarial y favorecerán a todos los sectores del país. Estas reformas deben articularse en torno a una estrategia que no solo desregule la inversión, sino que también fortalezca el marco institucional, incentive la innovación educativa, modernice el sistema de salud y garantice pensiones seguras. Solo así se podrá transformar el entorno económico de manera efectiva y lograr que la prosperidad alcance tanto a los grandes empresarios como a aquellos que operan en el sector informal, motor vital de la economía.
En conclusión, la medida anunciada por el MEF es un primer paso que, por sí solo, resulta insuficiente para catalizar un cambio real y profundo en nuestra sociedad. La desregulación debe ser parte de un proyecto de transformación integral que abarque todos los aspectos fundamentales del desarrollo. Trabajar únicamente en la reducción de trámites administrativos es ignorar la complejidad de un país que demanda reformas estructurales en ámbitos tan críticos como la política, la educación, la salud y las pensiones. Solo mediante un enfoque amplio y coordinado se podrá revertir la desconfianza y construir un futuro próspero y equitativo para todos. Es hora de actuar con decisión.